La cuestión de la informalidad en las ciudades ha sido objeto de análisis y debate internacional, especialmente en países situados en la periferia del desarrollo capitalista (Aalbers, Rolnik & Krijnen, 2020), comúnmente considerados el "Sur Global". Desde una perspectiva comparada, las ciudades latinoamericanas presentan procesos de informalidad similares, constituyéndose como una práctica habitual de producción del espacio urbano de sectores medios y populares.Estas prácticas presentan una dimensión espacial significativa, que se hacen más evidentes en las proximidades a los centros urbanos dominantes y en las periferias de las ciudades (Duque & Pastrana, 2009). Se trata de espacios que reciben a migrantes urbanos, rurales e internacionales, que, junto a otros grupos residentes, se ven económicamente impedidos de ser incluidos en las dinámicas del mercado inmobiliario. Para estos grupos, es difícil acceder a créditos hipotecarios a la vez que los valores de arriendo les resultan inalcanzables y muchas veces no tienen otra opción más que esperar que las políticas habitacionales lideradas por los estados les entreguen alguna solución, lo que puede tardar años sino décadas. Considerando que estas prácticas persisten en la región, en el contexto de la actual crisis global del nuevo coronavirus como proceso acelerador de desigualdades, se hace necesario reflexionar sobre la vivienda informal en la región.Desde una lectura espacial, la informalidad es dinámica y difícil de clasificar como una entidad repetible. Si bien no existe una teoría general de la vivienda informal, la literatura define a los asentamientos informales como aquellos hábitats producidos fuera de los marcos del planeamiento urbano construidos con materiales básicos, generando condiciones de vida precarias y carentes de cualidades de diseño propias de barrios formalmente constituidos (Pinedo & Lora, 2016). Generalmente, son habitados por pobladores que se instalan de manera agregada en un área de la ciudad persiguiendo ciertas características estratégicas de ubicación. En estas áreas, los hogares van parcelando el suelo para distribuir la forma de ocupación y, sobre estas parcelaciones, se lleva a cabo la construcción de las unidades de vivienda. Si bien existen diferencias culturales que hacen difícil crear una teoría general de cómo se organizan los asentamientos in-