El trabajo revisa la secuencia de las cuatro "generaciones" de teorías sociológicas de la revolución, contemplándola como un proceso de selección histórico-natural del conocimiento mejor adaptado a su objeto. A su vez, la revolución moderna se presenta como el proceso de cambio social evolucionista por excelencia. A través de ella, sin ninguna forma de determinismo, las sociedades tienden a seleccionar en la historia las modalidades de organización social -o "variedades", según Bagehot- que mejor contribuyen al progreso de la civilización, definida ésta como edad post-axial, de acuerdo con Jaspers y Eisenstadt. La mundanización del impulso axial hacia la trascendencia explica el carácter catártico de los procesos revolucionarios modernos y permite distinguirlos de las revoluciones premodernas y de otros procesos formalmente similares. Finalmente, el modelo de elección racional permite contemplar las tres modalidades principales de revolución moderna -liberal, socialista y democrática- bajo un mismo prisma analítico, en el que unas y otras "variedades" revolucionarias aparecen al mismo tiempo como alternativas y como opciones sucesivas, compitiendo todas ellas con el modelo paretiano de circulación de las élites, de carácter también estrictamente evolucionista.