“…Así, estas experiencias ilustran el impacto de dichas intervenciones en el bienestar social y en la realización de los objetivos de los derechos humanos, contribuyendo a su promoción, en cuyo marco el trabajo social ha constituido un puente para realizarlos y defenderlos. En dicho contexto, los estudios abordan intervenciones con colectivos históricamente marginados: personas refugiadas, adultas mayores con enfermedad mental o diversidad funcional, afroamericanas, migrantes, niños y jóvenes, minorías étnicas y víctimas de violaciones de derechos humanos, en ámbitos donde el respeto a los derechos humanos es esencial: salud, violencia de género, políticas públicas, penitenciarías y sistema de justicia, residencias, ámbito religioso y espiritual, trabajo con comunidades, y comisiones de reconciliación y verdad (Androff, 2010;Calma y Priday, 2011;Cemlyn, 2006;Critelli, 2010;Fenton, 2013;Hunt, 2004;Jewell, Collins, Gargotto y Dishon, 2009;Mooradian, 2012;Lombard, 2005;Lundy y van Wormer, 2007;Maschi et al, 2014;Nadkarni, 2008;Nelson, Price y Zubrzycki, 2014;Noyoo, 2004;Prasad, 2015).…”