Gran parte de la literatura sobre las políticas urbanas en la Bogotá del cambio de siglo —tanto crítica como celebratoria— se concentra en caracterizar los cambios en la forma de pensar la ciudad que se dieron en esa época. Este artículo busca, en cambio, subrayar las continuidades en la forma de planear la ciudad que han reproducido un urbanismo excluyente. El artículo se centra en las metáforas médicas para entender la intervención urbana. Mostrando las continuidades del urbanismo excluyente en el urbanismo higienista de comienzos del siglo xx, el modernismo de mediados del siglo y la revitalización urbana contemporánea, el artículo muestra cómo la exclusión reciente en procesos de revitalización urbana, de poblaciones consideradas como fuentes de degradación o enfermedad, tienen antecedentes claros en intervenciones urbanísticas del pasado. Dichas intervenciones también usaron metáforas médicas para justificar urbanismos excluyentes. El artículo sugiere que, a pesar de los repetidos fallos para producir la ciudad planificada, los diferentes paradigmas urbanísticos han logrado perpetuar un discurso que aísla áreas y poblaciones específicas como focos infecciosos y justifica su exclusión activa en el nombre de proteger la salud y bienestar común de las áreas y poblaciones “sanas”.