“…Actualmente, existe una cierta discriminación negativa en el tratamiento del ictus agudo, con clara desventaja en infraestructura y recursos humanos cuando se lo compara con la enfermedad coronaria, lo que se confirma en algunos estudios que demuestran que el tratamiento trombolítico intravenoso e intraarterial se utiliza, respectivamente, solamente en el 1,4 y el 0,3% de los pacientes 36 . Considerando que la enfermedad cerebrovascular constituye una de las primeras causas de mortalidad y discapacidad, su tratamiento multidisciplinario constituye, sin duda, uno de los desafíos más importantes para la sanidad en los próximos años 37,38 . En este sentido, la implantación de equipos neurointervencionistas de guardia debe ser motivo para una fuerte reivindicación a las administraciones correspondientes.…”