“…Otro aspecto a tener en cuenta en la epidemiología actual del trastorno por uso de alcohol es la concurrencia del consumo de otras sustancias, en particular de cocaína, cannabis y tabaco (Fuster et al, 2015;Observatorio Español sobre Drogas, 2011;Rivas et al, 2013) El consumo de cocaína en combinación con alcohol aumenta los niveles plasmáticos de cocaína en hasta un 30% con lo que ello implica en el riesgo de de desarrollar una enfermedad cardiovascular, amén de generar un intermediario metabóli-co, el cocaetileno de gran potencia psicotrópica y efectos cardiotóxicos (Pennings, Leccese, y Wolff, 2002). Desde una perspectiva conductual, el consumo de cocaína facilita el consumo de alcohol ya que consumir cocaína permitiría beber alcohol durante más tiempo, lo que a su vez puede incrementar la cantidad de cocaína consumida (Gossop, Manning, y Ridge, 2006).…”