A partir de 2020, la COVID-19 se convirtió en un problema global de salud pública de dimensiones descomunales. La región de América Latina y el Caribe (ALC) vio emerger la pandemia en un momento de agravamiento de brechas estructurales y fuerte descontento social. Los gobiernos reaccionaron para prevenir la propagación del virus de manera unilateral en la mayoría de los casos, pero algunas respuestas se engendraron a nivel regional y subregional. Este documento de trabajo busca interpelar de la forma más integral posible al regionalismo latinoamericano y caribeño frente a la pandemia de la COVID-19. Así, el documento se enfoca en la respuesta de ALBA, Alianza del Pacífico, CARICOM, CAN, CELAC, Mercosur, PROSUR y SICA. También incluye la respuesta del BID y los bancos de desarrollo subregionales: BCIE, CAF, CDB y FONPLATA. Asimismo, analiza la actuación de la CEPAL y la OPS. El ejercicio comparativo puede contribuir a discernir qué esquemas regionales mostraron vitalidad y eficacia, resultando en un impulso a la integración, y cuáles no lograron responder de forma adecuada, sin poder abandonar tendencias preexistentes de polarización y debilidad. El análisis ofrece, además, algunas lecciones y conlleva el propósito último de advertir desafíos para el presente y el futuro del regionalismo.