“…La cuestión que se aborda en este artículo es señalar que si bien estas series recogen, como hemos detallado, la mayoría de preceptos feministas, reflejan nuevas incoherencias; por un lado, porque siguen sin poder eludir el reflejo de prácticas en las que la lucha por la igualdad de género requiere estrategias propias del patriarcado instituido, es decir, la imitación de patrones de comportamiento característicos de los hombres en la estructura patriarcal (Rich, 1980(Rich, /1990: ya no la agresividad explícita de las heroínas fálicas a la que hace mención Pilar Aguilar (2004), que ha sido superada por modelos más complejos también en el cine comercial (Bernárdez, 2012;Marín Ramos, 2018, pp. 138-151), sino manifestaciones como la represión u ocultamiento de la vulnerabilidad y las emociones, la negación o imposibilidad de las relaciones amorosas heterosexuales, que se establecen como estrategias sin las cuales parece imposible sobrevivir ya sea dentro del contexto laboral (TGW y TGF) o en el de una comunidad de mujeres presidiarias (OTNB).…”