“…Unos de los fines de la educación formal en la sociedad, es de modelar, alinear y reconfigurarla, para facilitar su preparación y superación dentro de la misma; formando parte la educación para la democracia (Novoa et al, 2019). En este contexto, un importante sector de la comunidad académica, ha adoptado como objeto de investigación el campo de la cultura política y la participación ciudadana, por considerar que son elementos relevantes en el desarrollo de una sociedad que aspira a vivir en democracia (Quiñonez y Tavera, 2021;Muñiz et al 2020;Delbury y Cárcamo, 2020;Reyes, 2020;Stojnic, 2020;Moreno et al 2019;López et al, 2019;Quiceno, et al 2019;Garzón y Martínez, 2018, Mardones, 2018, Peña, 2017, Pérez y Ochoa, 2017Ñañez, 2017). Constituye un reto democrático y no una expresión aislada e intrascendente de la realidad social, en ese sentido, la cultura política se entiende como un factor de progreso, idea estrechamente vinculada a la de participación ciudadana cuya implicación central radica en el involucramiento consciente de los ciudadanos en los asuntos públicos, que como principio generan corresponsabilidad en los individuos como miembros de una comunidad (Lozano, 2018;Ruiz, 2017).…”