“…Histológica-mente se caracteriza por un infiltrado inflamatorio constituido por polimorfonucleares, linfocitos, células plasmá-ticas, macrófagos y eosinófilos con aumento del tejido conectivo circundante, edema y fibrosis (18,19) . En la mayoría de casos, la lesión está circunscrita a la ór-bita y puede comprometer cualquiera de las estructuras anatómicas presentes produciendo miositis, dacrioadenitis, perineuritis, periescleritis, perivasculitis o un proceso difuso que compromete varias estructuras (20) . De forma infrecuente, como ocurrió en nuestro caso, la EIOI se extiende a través de la fisura orbitaria superior, la fisura orbitaria inferior o el canal óptico hacia otras regiones, siendo las preferidas el seno cavernoso y la fosa craneal media (20,21,22) .…”