RESUMENEn estas páginas me propongo conectar los debates recientes sobre el laicismo y cierta antropología de la religión/espiritualidad involucrada en un ejercicio de participación radical, simetrización y reconocimiento ontológico de los objetos que estudia. Destrascendentalizar la religión resulta eficaz hasta donde los efectos de esa operación intelectual cancelan la agencia y realidad metodológica de los seres, energías y fuerzas con los que tratan los sujetos. Maquillar u omitir lo más excepcional o incomunicable de la experiencia etnográfica y las notas de campo para diluirlo en un discurso científicamente aceptable, un proceder tan común según Favret-Saada, resulta tanto más inquietante cuando no se comparte la premisa según la cual las epistemes, relatos y prácticas religiosas pertenecen/remiten al universo de lo irracional, lo imaginario, lo inobservable, se levantan sobre un error de percepción o un desvarío intelectual, lo que convierte la verdad en un saber independiente de los enunciados de los nativos. Este artículo, que trata de todo ello y es eminentemente teórico, sería inconcebible sin los años de trabajo de campo dedicados a las cuestiones metodológicas, epistemológicas y ontológicas implicadas en la comprensión de las religiones/espiritualidades, entendidas como política, pero también como una forma excepcional de alteridad perceptiva y sensorial.