“…Aunque el catolicismo social en América Latina comenzó, según los países, entre 1890 y 1930, en líneas generales las décadas de su auge fueron las de 1930-1960, cuando la Iglesia debió adaptarse a un cambio profundo de las estructuras políticas y económicas, y se propuso más decididamente construir una verdadera contra--sociedad a través de un "paralelismo católico" creador de sindicatos, universidades, colegios, escuelas, prensa y movimientos católicos de todo tipo. Ya desde principios de la década de 1920, con los nuevos vientos que soplaban desde Europa, los católicos fueron estimulados por las opciones socio-políticas ligadas tanto al neotomismo -con la influencia de Jacques Maritain y el ideal de una Nueva Cristiandad - (Compagnon, 2003) como al fascismo. Es el caso, por ejemplo, del Brasil, donde actuó por una parte el grupo del Centro Dom Vital, 14 que difundió el neotomismo de Maritain y se convirtió a los valores democráticos del pluralismo religioso y político; y, por otra parte, el grupo inspirado por Plinio Salgado, fundador del movimiento lntegralismo (Antoine, 1973).…”