Psicólogos y expertos del mundo de la tecnología vienen advirtiendo, desde hace tiempo, que el uso frecuente y continuado de las redes sociales puede resultar en una adicción, lo que, a su vez, podría derivar en ansiedad, dependencia emocional, pérdida de motivación, falta de autocontrol e irritabilidad. Un estudio realizado por la Chicago Booth School of Business (2012) señalaba que las redes sociales tienen una capacidad de adicción mayor incluso que la del tabaco porque, entre otros motivos, acceder a estas plataformas resulta sencillo y, además, gratuito. Con el presente estudio, planteamos como objetivo principal analizar la importancia e impacto que supone el like en la generación Z, así como estudiar el contexto social de las redes sociales e investigar si el like afecta a esta generación y de qué manera. Para la elaboración de esta investigación se ha realizado, por un lado, una revisión bibliográfica sobre las redes sociales y el uso que los jóvenes hacen de ellas, identificando cuáles son sus favoritas, cuánto tiempo le dedican y las implicaciones que estas tienen sobre el cerebro humano. Por otro lado, se ha realizado un estudio de campo que se ha llevado a cabo en España a una muestra de 500 jóvenes de 18 a 26 años (los correspondientes a la generación Z), con el objetivo de conocer el uso que hacen de las redes sociales y analizar el impacto que tienen los likes sobre ellos. Entre las conclusiones principales destacamos un uso de redes sociales de más de tres horas diarias, siendo Instagram y WhatsApp las redes favoritas por esta generación. Si bien algunos miembros de este grupo social afirman sentirse inseguros, enfadados e incluso tristes si no reciben la respuesta esperada (traducida en likes o comentarios pospublicación) no modifican ni adaptan el tipo de contenido que comparten públicamente en base al número de likes que puedan conseguir. Finalmente, a pesar de que dicen no darle demasiada importancia a la retroalimentación recibida, suelen activar sus notificaciones en las redes sociales para estar a la última de posibles interacciones.