La conducta profesional de los abogados puede ser controlada por cuatro sistemas diferentes que se emplean como motivación: el temor a la sanción estatal, el deseo de acumular riqueza, la búsqueda de estima y reconocimiento, y el deseo de actuar de manera moralmente correcta. Junto con identificar estos cuatro sistemas, este trabajo analiza las causas de que los dos últimos sistemas no sean hoy percibidos como instrumentos para guiar la conducta profesional. Finalmente, se proponen estrategias para permitir su correcto funcionamiento.