El objetivo de este ensayo es analizar el impacto de la cuota de género aprobada en 2008 en México en las candidaturas para las elecciones intermedias de 2009 y en la composición de los grupos parlamentarios en la cámara baja. Aunque la ley de cuotas adoptada en México en 2007 establece una proporción de 60/40% de candidaturas por género para la cámara baja y el Senado, tanto las candidaturas a las diputaciones como la composición por género de los grupos parlamentarios revelan una sub representación de las mujeres en los cuerpos legislativos, sub representación que por cierto, ocurre en prácticamente todas las democracias en el mundo, a pesar de los intentos por desmantelar las barreras a la participación política de las mujeres y las minorías (Hughes, 2011).
Aunque es innegable que ha habido avances importantes entre 2000 y 2009 en México, la “representación descriptiva” es todavía deficitaria (PNUD, 2010). En la LXI legislatura (2009-2012), las mujeres sólo representan el 25% del contingente legislativo y sólo el 20% en el Senado (aunque hay que recordar que en la última elección para el Senado en 2006 la nueva cuota de género todavía no se aprobaba). Las legislaturas locales presentan diferencias importantes tanto en relación a la legislación como a la representación; hay congresos en los cuales las mujeres no alcanzan ni siquiera el 10% de los curules mientras que otros alcanzaban el 30% (Zaremberg, 2009). Así, si tomamos en cuenta la geografía de la representación, el panorama se vuelve más complejo y desigual en cuanto a la legislación local, pero también en cuanto a la selección de candidaturas y el acceso de las mujeres a los cargos de elección.
Con el objetivo de entender este “déficit democrático” (Ríos-Tobar, 2008) en este trabajo nos hemos preguntado cuáles son los obstáculos que enfrentan las mujeres para llegar a cargos de representación parlamentaria, cuáles son las estrategias de los partidos frente a las cuotas y a quiénes reclutan, es decir, cuáles son los perfiles de las mujeres que llegan a formar parte de los grupos parlamentarios.
Aquí presentamos algunos datos sobre los perfiles de diputadas y diputados que llegaron a la cámara baja de 2009-2011 (primera que se conformó con la cuota de 2008), para examinar si hay trayectorias diferenciadas por género y, en ese sentido, si se pueden identificar rezagos generacionales –por una tardía incorporación de las mujeres a la política– y algunas formas de discriminación o exclusión. Se trata de identificar los filtros que se establecen en el reclutamiento legislativo con el objetivo de encontrar posibles patrones de exclusión y desventajas de las mujeres para cumplir con ciertos requisitos. Por ejemplo, ¿tendrán las mujeres distintos niveles educativos o de profesionalización política en relación a los hombres? Se hará un análisis descriptivo de los perfiles de diputadas y diputados. Adicionalmente, se presentará la composición por género de las comisiones de la actual legislatura.
Las cuotas de género han tenido un impacto diverso y contradictorio en la representación política y, en particular, en los procesos internos de los partidos. Las cuotas aumentan las oportunidades de las mujeres pero no necesariamente proveen representación (Bruhn, 2003). Los partidos responden de distintas maneras a las cuotas dependiendo de su estructura organizativa.
Lo que muestra el caso mexicano, como muchos otros, es que la ley electoral acota las posibilidades de selección de candidatos, pero no determina el mecanismo ni la selección de mujeres; éstos dependen de la propia organización de los partidos: sus compromisos internos, ideología, equilibrios, militantes mujeres y mujeres en el liderazgo partidista.
El supuesto que guía este trabajo es que los partidos deben estar en el centro del análisis para entender la eficacia de las cuotas en tanto los partidos son los que controlan las candidaturas y son los canales e reclutamiento legislativo (Norris y Lovenduski, 1995). Para entender quiénes llegan al Congreso debemos analizar a los partidos.