Resumen
Este artículo busca comprender cómo estrategias de protesta incorporadas y utilizadas por la élite local en la región de Santa Cruz de Bolivia (del 2006 al 2010) canalizan emociones y construyen identidades colectivas con el fin de oponerse al gobierno centralizado de Evo Morales. Las élites regionales ahora se imaginan como ciudadanos marginados de una nación‐estado que representa los intereses de los pueblos indígenas y que amenaza con socavar la producción agraria a gran escala y usurpar la riqueza de los recursos en su región. Huelgas de hambre y otras manifestaciones, en las cuales se interpreta y personifica que el cuerpo del mestizo blanco simboliza o representa la región victimizada y excluida, resultan críticas para sus estrategias de construcción de un movimiento y, eventualmente, legitiman una nueva forma de gobernancia que re‐espacializa el poder hacia las regiones. Mientras las élites re‐escriben narrativas de opresión y restablecen estructuras de poder antiguas, nosotros argumentamos que el miedo y la fantasía moldean sus estrategias de protesta y oscurecen las relaciones de poder en marcha y las desigualdades en el acceso a los modos de producción y a los recursos que generan riqueza.