La crisis socioambiental contemporánea, diagnosticada como sistémica y estructural, deriva directamente de los desajustes que viene provocando el ser humano en su interacción con los diferentes ecosistemas y la vasta alteración de las condiciones y los factores físico-ambientales de la biosfera. Esta interacción ha entrado en fase crítica de preocupante desequilibrio desde los inicios de la Revolución Industrial, a causa de una aceleración desenfrenada en el uso y transformación de los recursos naturales y de un modelo de dependencia energética ligado al uso de reservas fósiles. La estrecha relación que tiene la crisis sanitaria con la pérdida de la biodiversidad y de ecosistemas muestra la necesidad de promover medidas drásticas para la conservación y defensa del medioambiente, no solo como salvaguardia para prevenir futuras pandemias, sino como estrategia a largo plazo para mantener unas condiciones básicas que garanticen nuestra existencia como especie y aseguren la conservación de las restantes. La incapacidad de la biosfera en sus diferentes ciclos naturales para absorber los impactos de nuestras acciones sin alterar sus equilibrios básicos, así como los impactos del metabolismo socioeconómico derivado de las formas de producir y consumir, está más que confirmada. La universidad tiene mucho que aportar a todos estos retos. El currículo universitario se presenta como un conjunto de razones y argumentos que estimulan la crítica continua, el desarrollo social y científico, la innovación, el progreso, la dignidad y el desarrollo humano, que son un sinfín de desafíos para los educadores y educadoras del futuro.