El objetivo de este artículo es aportar ideas teóricas y prácticas para la mejora de las políticas de drogas actuales, basadas en un modelo biológico de la enfermedad y en la criminalización de las personas que consumen sustancias ilegales. Para ello, en primer lugar, se ofrecen alternativas para superar las bases científicas biologicistas centradas en los postulados neurocientíficos, que apoyan la idea de que en el cerebro se materializa la etiología de la adicción, y apoyar los modelos basados en las ciencias sociales, en los que el contexto y el aprendizaje social juegan un papel relevante para la descripción, el abordaje y la gestión de los diferentes usos de sustancias psicoactivas. En segundo término, se ofrecen modelos y propuestas epistemológicas, desde una perspectiva práctica, para sostener o implementar políticas y programas acorde con un abordaje más sostenible, basado en la eliminación del estigma y la promoción de la participación política de personas consumidoras de sustancias ilegales, es decir, unas políticas sobre drogas basadas en derechos humanos.