“…Al considerar que la "nación" es un conjunto variopinto de construcciones imaginarias contingentes y sujetas a las prácticas materiales e ideológicas de determinados grupos sociales queda claro que las fantasías políticas que enactúan están profundamente penetradas por las relaciones históricas y de poder que atraviesan los lugares de enunciación desde los cuales se sitúan (Bartra, 2012). Si bien es cierto que los estudios que indagan por los imaginarios de nación colombianos del siglo XX han interpelado diversos archivos, prácticas y lugares de enunciación, tienden -en su mayoría-a considerar tales imaginarios como fabricaciones de las clases dominantes -que han gozado de la hegemonía representacional-o como extensiones de los proyectos políticos de estas (Buitrago, 2017;Betancourt, 2020;Gonzáles, 2015;Alvarado-Reyes et al, 2019;Villa y Barrera, 2017); sin embargo, no suelen interpelar los imaginarios nacionales construidos desde lugares de enunciación censurados o que exceden los mecanismos de representación autorizados: definitivamente, las revistas pornográficas colombianas no aparecen como agentes o sujetos interpelados para comprender los imaginarios de nación allí movilizados 5 . A pesar de que la revista Cuerpos y que Trópico Producciones fueron actores vertebrales y pioneros en el desarrollo de la pornografía en el país, hasta el momento, no se han construido reflexiones exhaustivas que indaguen en torno a la erotización y sexualización de los cuerpos ni a los imaginarios de nación que allí se movilizan.…”