“…Dadas sus condiciones de manufactura y uso, estas piezas son identificadas por algunos de los siguientes atributos, objeto de investigación mediante su representación gráfica en este trabajo: a) presencia de adherencias de mineral, escorias, metal, óxidos u hollín en sus superficies o de metal engrampado en la matriz; b) matriz deformada y vitrificada por el excesivo calor a la que fueron expuestas con derretimiento de antiplásticos; c) morfología específica propia de la función que debían cumplir; d) matriz cerámica con textura de grano grueso y/o importante cantidad de elementos no plásticos; e) evidencia de uno a varios eventos de aplicación de un revestimiento blanquecino de fosfato de calcio (entre otros, Niemeyer, 1981;Pradell et al, 2011, Raffino et al, 1997 utilizado como capa de separación, para obtener superficies lisas, minimizar la interacción entre la cerámica y el metal y prolongar la vida útil de este tipo particular de piezas (González, 1997). Asimismo, usualmente estas piezas se encuentran muy fragmentadas en el registro arqueológico debido a procesos propios de su elaboración, reutilización y descarte (entre otros factores, pasta cerámica altamente disgregable y rica en antiplásticos, destrucción por alta exposición al fuego, ulterior necesidad de apertura de los moldes).…”