“…Esta afirmación no es lejana a la visión relacional de Tilly sobre la desigualdad, que la concibe como un mecanismo funcional que garantiza que un sistema reproduzca la explotación y acaparamiento de oportunidades, lo cual genera ventajas a unas personas y excluye a otras, y cuenta con mecanismos que normalizan este funcionamiento (14) Así, la respuesta institucional hacia la equidad de género, en las últimas décadas, ha atravesado distintos momentos, desde el enfoque de lucha contra la pobreza, en el que la prioridad de la política eran las medidas redistributivas y la inclusión de las mujeres a la economía, hasta una perspectiva de derechos que incluye temas como el reconocimiento social de las mujeres, la ciudadanía y la equidad. El concepto de equidad de género, muy acuñado en Latinoamérica, es más amplio y alude a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, pero en el marco del reconocimiento de la diferencia (15). En Colombia, entonces, pese a los logros de los movimientos feministas y de mujeres que desde principios del siglo XX abogan por la mejora en condiciones laborales y de protección social (16), persisten para las mujeres situaciones de franca inequidad en cuanto a la protección social.…”