En este estudio se defiende que la culpabilidad, frente a sus numerosos críticos, es una categoría imprescindible para la ética que se hace cargo de la realidad del mal. Pero, a la vez, se postula que solo se expresa adecuadamente si es vivida por el culpable mirándose en la víctima. Es algo que tienden a ignorar tanto los que la critican como los que la defienden. Cuando, en cambio, se percibe la culpabilidad con esta focalización, todo queda reconfigurado: el centramiento en la subjetividad del que obró mal, el sentimiento de culpa, la relación entre las variables de la culpa, la responsabilidad, el arrepentimiento. Se muestra así que la culpabilidad vivida con autenticidad hace justicia a la víctima y, concomitantemente, es vía de sanación para el victimario.