“…La fachada personal está compuesta por una serie de atributos que, bien pueden ser ajenos a la voluntad del individuo, como también por aquellos que son susceptibles a la propia manipulación e intervención del actor; son los elementos de esta naturaleza los que se vinculan más estrechamente a la libertad personal de cada sujeto a la hora de construir su imagen en relación con el mundo con el que se vincula, ya que, por medio de la fachada, entregará y comunicará información sobre su identidad. Al hacer esto, no solo proyecta una imagen de sí mismo, sino que, al mismo tiempo, se proyecta una «definición de la situación» (Goffman, 1997;Herrera y Soriano, 2004), en donde se demanda ser valorado por otros como una determinada persona, por lo que se es, y se demanda a los otros cómo deben valorar aquel ser.…”