“…Consecuentemente, tanto la identidad canaria como el deseo de profundización del autogobierno han configurado una arena política regional marcada por una considerable fragmentación electoral, dada la amplia gama de organizaciones subestatales (nacionalistas e insularistas) que compiten en ella (Hernández, 1994(Hernández, , 1998. Tanto es así, que en los estudios comparativos de los sistemas de partidos autonómicos se ha encuadrado al canario dentro de los modelos «excéntricos» (Ocaña y Oñate, 2000), y se ha afirmado que el perfil del electorado canario responde a una «identidad dual asimétrica escorada hacia el autonomismo» (Jiménez y Navarro, 2015).…”