<p>En la actualidad, diversos grupos sociales que fueron y son históricamente excluidos del entramado social encuentran bajo la reivindicación de la diferencia espacios abiertos de lucha política. Sin embargo, en un contexto socioeconómico neoliberal, que exalta el reconocimiento de una ciudadanía universal e igualitaria mientras que ignora las desigualdades materiales de existencia, los reclamos por el reconocimiento de una identidad particular corren el riesgo de presentarse funcionales al mismo. Esto manifiesta una tensión problemática en la articulación de demandas de reconocimiento cultural y redistribución material dentro de la política de identidad. En este trabajo nos proponemos abordar esta tensión partiendo de la teoría performativa del género que desarrolla Judith Butler para pensar cómo actúa el poder en la configuración, agencia y resistencia de las subjetividades abyectas. En este sentido, analizaremos cómo opera la performatividad de los cuerpos, en lo que llama la “política de la calle”, enfatizando la necesidad del establecimiento de alianzas con quienes comparten la condición de precariedad, a fin de poder llevar a cabo acciones concretas de lucha. Así también rescataremos cuestiones que se desprenden del debate con Nancy Fraser en la década del 90, en torno al reconocimiento y la redistribución; a fin de revisar los puntos fuertes y débiles de la propuesta de Butler en su valor crítico. Concluiremos este trabajo afirmando que la articulación de demandas por la diferencia y la igualdad no está exenta de tensiones incómodas, pero resulta necesaria a fin de cultivar una política más democrática y por tanto más inclusiva.</p>