The growing global demand for water, and as a consequence, the reliability of supply of resources, is a global priority, especially in areas with semi-arid climates, such as the Campo de Cartagena area, San Vicente del Raspeig, Alicante (SE , Spain) and Siggiewi, Malta. In order to cope with the growing scarcity of water, desalination (of seawater or brackish aquifers) has emerged as a feasible option to increase the availability of water resources. This technology has become more accessible in many regions of the world, this fact has led to many saline / brackish continental aquifers throughout the Mediterranean coast are currently exploited. The agricultural and urban sector has developed small groundwater desalination plants to guarantee the availability of water, often leaving aside a correct economic evaluation. Information on the cost of desalinated water is limited; Its final cost is very variable and seems to be quite site-specific. Conventional methods of economic analysis of projects, such as cost-benefit analysis (CBA), are currently applied to compare the economic viability associated with the implementation of different project proposals and other environmental and social costs (for example, use for irrigation of gardens), which are generally not taken into account. The CBA and the application of other techniques such as the willingness to pay (WTP) and the contingent valuation method (CVM) have been applied in study areas to carry out an ex-ante and ex-post evaluation of small desalination plants for both agricultural use as urban. In the Campo de Cartagena and Siggiewi, Malta an CBA was carried out for different desalination plants that irrigated citrus crops and vineyards. Within the CBA, the Net Present Value (NPV), the Internal Rate of Return (IRR), cost / benefit ratio and a sensitivity analysis were applied to see the profitability of the projects. The results for the Campo de Cartagena area indicate that, for the cases studied, the current agricultural management is feasible and the costs do not exceed the benefits, with a positive NPV and a cost / benefit ratio greater than 1. The internal rate of return is also positive and higher than 11%. The results show practical and theoretical implications on how to increase water resources in areas where water is scarce, ensuring profitability for farmers and encouraging private sector investments. For Siggiewi, Malta, two irrigation scenarios were evaluated, the current form of irrigation "do-nothing", compared to the "non-conventional water use" of the water mix from a small desalination plant and groundwater. The results indicate a profitable project starting from a minimum area of ¿¿1ha of vineyard crops. For San Vicente del Raspeig, the benefits obtained by the existing green areas, a park and a lagoon were taken into account, where the willingness of citizens to pay (WTP) for their preservation based on the contingent valuation method (CVM) was taken into account. . The results indicated that the final cost of the desalinated water was 0.29 € / m3 and, according to the results of the DAP, the value derived from the social benefits provided by the leisure area was 0.51 € / m3, the cost being end of the water 0.22 € / m3. Consequently, the use of brackish water for irrigation has a high social value that should be considered when evaluating projects related to desalination.
La creciente demanda de agua a nivel global, y como consecuencia, la fiabilidad de suministro de los recursos constituye una prioridad mundial, especialmente en zonascon climas semiáridos, como lo es la zona del Campo de Cartagena, San Vicente del Raspeig, Alicante (SE, España) y Siġġiewi, Malta. Con el fin de hacer frente a la creciente escasez de agua, la desalinización (de agua de mar o de acuíferos salobres) ha surgido como una opción factible para aumentar la disponibilidad de recursos hídricos. Esta tecnología se ha vuelto más accesible en muchas regiones del mundo, este hecho ha llevado a que muchos acuíferos continentales salinos/salobres en todo el litoral mediterráneo sean actualmente aprovechados.
El sector agrícola y urbano ha desarrollado pequeñas plantas de desalinización de agua subterránea para garantizar la disponibilidad de agua, dejando muchas veces aún lado una correcta evaluación económica. La información sobre el costo del agua desalada es limitada; su costo final es muy variable y parece ser bastante específico del sitio. Metodologías convencionales de análisis económico de proyectos, tales como el análisis costo-beneficio (ACB), se aplican actualmente para comparar la viabilidad económica asociada con la implementación de diferentes propuestas de proyectos y otros costos ambientales y sociales (por ejemplo, uso para riego de jardines), que generalmente no se tienen en cuenta. El ACB y la aplicación de otras técnicas como es la disposición al pago (DAP) y el método de valoración contingente (MVC) han sido aplicadas en zonas de estudio para realizar una evaluación ex-ante y ex-post de pequeñas plantas desaladoras tanto para uso agrícola como urbano. En el Campo de Cartagena y Siġġiewi, Malta se realizó un ACB para diferentes plantas desaladoras que irrigaban cultivos cítricos y viñedos. Dentro del ACB se aplicó el Valor Actual Neto (VAN), la Tasa Interna de Retorno (TIR), relación costo/beneficio y un análisis de sensibilidad para ver la rentabilidad de los proyectos.
Los resultados para la zona del Campo de Cartagena indican que, para los casos estudiados, la gestión agrícola actual es factible y los costos no superan a los beneficios, con un VAN positivo y una relación costo/beneficio superior a 1. La tasa interna de rendimiento también es positiva y superior al 11%. Los resultados evidencian implicaciones prácticas y teóricas sobre cómo aumentar los recursos hídricos en áreas donde el agua escasea, asegurando la rentabilidad de los agricultores y fomentando las inversiones del sector privado. Para Siġġiewi, Malta, se evaluaron dos escenarios de riego, la forma de irrigación actual “no hacer nada”, en comparación con el “uso de aguas no convencionales” de la mezcla de agua de una pequeña planta de desalinización y agua subterránea. Los resultados indican un proyecto rentable desde a partir de un área mínima de 1ha de cultivos de viñedos. Para San Vicente del Raspeig se consideraron los beneficios obtenidos por las áreas verdes existentes, un parque y una laguna, donde se tomó en cuanta la disposición de los ciudadanos a pagar (DAP) para su preservación basada en el método de valoración contingente (MVC). Los resultados indicaron que el costo final del agua desalinizada fue de 0.29 € / m3 y, de acuerdo con los resultados de la DAP, el valor derivado de los beneficios sociales proporcionados por el área de ocio fue de 0.51 €/m3, siendo el costo final del agua 0.22 €/m3. En consecuencia, el uso de agua salobre para el riego tiene un alto valor social que debe considerarse al evaluar proyectos relacionados con la desalinización.