“…Las referencias a los disturbios se documentan en una amplia región, desde La Mancha a la zona actual de Extremadura, y por ciudades como Salamanca, villas como Cáceres, Chillón, Guadalupe, Madrid, Piedrahita, Trujillo y Valencia de Alcántara, e infinidad de pequeñas aldeas, como Alía, Ávalos, Castilblanco, Esparragosa de Lares, Hombreviejo, Jaraicejo, Las Brozas, Lorencán o Zagala. La información era propagada por hombres que a veces habían sido protagonistas directos o indirectos de lo que referían, al tratarse de servidores de un señor, soldados al servicio de Juan II o simplemente sujetos que se dedicaban a comerciar, y que en su periplo por distintas tierras iban difundiendo y adornando las informaciones que les llegaban por calles, plazas y mercados (Oliva Herrer, 2005). Un vecino de Lorencán, por ejemplo, se enteró de lo que había ocurrido en Toledo "hablando en las diferençias que el señor rey don Juan tovo en estos reynos con los ynfantes de Aragón, porque en aquel tienpo los biejos no hablavan en otras cosas [más que] de guerras" 30 .…”