Este trabajo muestra cómo una deconstrucción del cuerpo propio, desde la centralidad del tacto como autoafección (haptocentrismo), debe ser completada por una deconstrucción del aptocentrismo, es decir, de la comprensión del cuerpo propio como cuerpo del cual hago uso. Tanto el haptocentrismo como el aptocentrismo postulan al cuerpo propio como aquello que puede ser eminentemente apropiado por el viviente, una apropiación conceptualizada por el estoicismo como oikeiosis. En un recorrido que va desde el estoicismo hasta Michel Henry, pasando por Condillac, Maine de Biran, Rosmini, Husserl, Bergson, Marcel y Merleau-Ponty, podrá advertirse cómo estas argumentaciones están motivadas por dicha necesidad de apropiación del cuerpo y, por tanto, cómo la autoafección debe comprenderse dentro del esquema de la autoapropiación del viviente. Este paradigma de la autoapropiación encuentra, sin embargo, su lugar aporético en el cuerpo propio, el cual no puede ser nunca apropiado del todo y se presenta como el lugar de la resistencia y de la expropiación.