La crisis climática es una enorme amenaza para la salud humana. La evidencia que el cambio climático está ocurriendo es abrumadora, impulsado por actividades humanas que aumentan los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Los inhaladores de dosis medidas presurizados utilizaban propulsores de clorofluorocarbonos. Los propulsores de clorofluorocarbonos fueron prohibidos debido a su gran impacto en el agotamiento de la capa de ozono. El protocolo de Montreal, introducido para proteger la capa de ozono, estableció una eliminación planificada de los clorofluorocarbonos, reemplazándolos con los hidrofluorocarbonos que ahora se utilizan en los inhaladores de dosis medidas presurizados. Si bien los hidrofluorocarbonos no agotan la capa de ozono, son potentes gases de efecto invernadero tienen un potencial de calentamiento global muchas veces mayor que el del dióxido de carbono. El sector de la salud es un contribuyente significativo a las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Los aumentos de la temperatura global ya están teniendo un impacto significativo en nuestro clima. La lucha contra el cambio climático se ha descrito como la mayor oportunidad de salud pública del siglo XXI. Para reducir el impacto de los inhaladores en el cambio climático, hay varias opciones disponibles, incluidas el reciclaje de los inhaladores, el uso de dispositivos alternativos, reducir la cantidad del propulsor por dosis o usar un propulsor con un potencial de calentamiento global menor. Los profesionales sanitarios tenemos el deber de proteger y promover la salud de los pacientes y emprender acciones para disminuir los peores efectos del cambio climático. Se deben hacer todos los esfuerzos posibles para minimizar la emisión de gases de efecto invernadero si queremos proteger a las generaciones actuales y futuras.