“…Uno de los destinos seleccionados por esta población es Ecuador, con un ingreso de 468,894 personas, donde se observa una entrada diaria de 2,600 extranjeros (Ripoll & Navas-Alemán, 2018; Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2020; Harris et al, 2021) Países vecinos son elegidos como lugar de nueva residencia en función al fácil acceso al momento de ingresar, sin embargo, al encontrarse lejos de sus seres queridos entre ellos familiares y amigos, con costumbres y tradiciones ajenos a los suyos, dificultades propias de ser migrante, la falta de recursos económicos y oportunidades laborales, así como la discriminación por parte del entorno trae consigo malestar a nivel físico y psicológico (Aruj, 2008;Yánez et al, 2018;Urzúa et al, 2019;Portal de Datos sobre Migración, 2021) El malestar físico, psicológico, conductual y emocional, tales como sensibilidad, cansancio, miedo, preocupación, tensión muscular, inseguridad, entre otras que aqueja esta población, ocasionado por estímulos internos y externos ha desencadenado en problemas de salud físico y mental en el sujeto, los mismos que están relacionados con el autoestima y ansiedad, lo que repercute de manera negativa y significativa en su cotidianidad (Hurtado Arriaga et al, 2019) Con lo anterior mencionado, es importante determinar lo que es autoestima, en donde Díaz Kuaik & de la Iglesia (2019) la definen como la percepción y actitud, al igual que el valor positivo o negativo acerca de la imagen que tiene el ser humano sobre sí mismo. Si bien una autoestima positiva favorece la aceptación y confianza propia, la autoestima negativa conlleva una visión desestimada de autorrechazo y autodesprecio hacia su persona (Villalobos, 2019) dando lugar a síntomas como indecisión, sentimiento de incapacidad e inferioridad, inseguridad, estado de ánimo bajo, miedo, aislamiento, entre otras (Christiansen, 2019).…”