“…Tan solo dos semanas antes se produjo un aumento de 30 pesos ($ 0,04 dólares) al sistema de transporte subterráneo (Silva-Peña y Paz-Maldonado, 2019), luego de ello estudiantes secundarios iniciaron una serie de evasiones masivas al metro de Santiago, y a los pocos días se sumaron protestas masivas en todas las regiones del país. El estallido social (como se le conoce) fue un factor determinante para que la población protestara contra la desigualdad, el abuso y la inoperancia institucional, centrada principalmente en la rentabilidad económica, antes que en las necesidades de las personas, demostrando un sistema neoliberal-privatizador que por décadas se ha mantenido vigente en Chile (Güell, 2019;Salas et al, 2019), realidad que es un reflejo de Latinoamérica donde los ecosistemas comúnmente padecen problemas de desigualdad (Salas et al, 2020). Las movilizaciones han abierto la oportunidad no solo de cuestionar estas desigualdades y de promover un nuevo modelo productivo, sino que se apunta fundamentalmente a realizar cambios estructurales, comenzando por la elaboración de una nueva constitución que garantice los derechos sociales a todos los chilenos (Hofer, 2020).…”