Las cartografías digitales se han hecho populares en el ámbito del activismo digital. Para las comunidades tecnopolíticas, el mapeo constituye una innovación en los repertorios de confrontación; permite visualizar las comunidades y reforzar su identidad colectiva, establecer redes y vínculos entre ellas, o visibilizar las problemáticas que se pretenden denunciar. No obstante, las prácticas cartográficas son también una herramienta para la investigación de dichas comunidades. Para la investigación activista y otras perspectivas comprometidas, como la investigaciónacción participativa, particularmente útiles para los estudios sobre comunidades de activismo político, las cartografías realizadas de manera colaborativa tienen el potencial de geolocalizar y visibilizar los proyectos y sus posibles sinergias o generar datos para la investigación comparada e incluso el diseño de políticas públicas. Esta metodología también tiene limitaciones, dado el carácter híbrido de las comunidades tecnopolíticas y sus difusos márgenes territoriales, la dificultad de conjugar el anonimato requerido por los activistas con la visibilización de sus redes y prácticas, o cuestiones asociadas a los clásicos debates epistemológicos en torno a la dualidad entre el objeto y el sujeto de la investigación participativa. En este texto abordamos dichos debates y presentamos las fases y técnicas para la aplicación de las cartografías colaborativas al estudio del activismo digital y para la devolución de resultados a las comunidades participantes.