“…Jodin afirmó que se trataba esencialmente de un complejo industrial de dos cetariae, asociadas a una villa, que inició su producción de púrpura con Juba II. Se hallaron varias docenas de anzuelos, testimonio de los millares que debieron ser utilizados; gran número de restos de fauna marina de todo tipo (bivalvos, ostras, mejillones, entre otros); se construyeron una red de cisternas y canalizaciones para solucionar el abastecimiento de agua, lo que permite pensar en unas instalaciones industriales de cierta importancia; se construyeron depósitos similares a los utilizados en las factorías de salazones; se construyeron también hipocaustos, como hemos visto, necesarios para el proceso productivo de la púrpura; no se hallaron los depósitos de plomo para macerar la tintura, pero sí varios kg de este material (Jodin 1967: 256-257) Algunos investigadores afirmaban que la producción de púrpura también pudo producirse en la zona del Estrecho, pero sus argumentos se reducían a atestiguar la presencia de los múrices en sus costas y en algunas excavaciones arqueológicas, así como la posibilidad de rastrear esta producción en la toponimia, sin precisar si realmente el uso que se dio a estos restos era el de la fabricación de púrpura (Ponsich 1988: 54, García Vargas 2004, Fernández Uriel 1998. López Pardo se manifestó contrario a esta hipótesis: en primer lugar, consideraba que solamente en Getulia podían encontrarse moluscos en suficiente cantidad para producir púrpura con el método antes expuesto y, por tanto, solamente allí la industria de la púrpura sería subsidiaria de la de salazones de una forma mecánica.…”