La memoria histórica se basa en la recuperación de los derechos de las víctimas y familiares sobre las violencias sufridas en la guerra civil y el franquismo. En 2007 el PSOE creó la Ley de Memoria Histórica y, posteriormente, durante el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) de 2011 hasta 2018, se eliminó el presupuesto dedicado a ello. Ante esto, las creaciones culturales y particularmente el cine, tienen la posibilidad de visibilizar ciertas voces silenciadas y ofrecer a la audiencia una perspectiva diferente respecto al pasado. En la presente investigación se analizan qué tipo de contranarrativas documentales se impulsaron entre 2011 hasta 2018 ante el vacío político respecto a la memoria histórica, concluyendo además si estas tienen una tendencia feminista o no. El corpus de trabajo está compuesto por los documentales dirigidos por mujeres: Cartas a María (Maite García Ribot, 2014), Pero que todos sepan que no he muerto (Andrea Weiss, 2017), Muga deitzen da pausoa (Maider Oleaga, 2018) y Ojo Guareña (Edurne Rubio, 2018). Ante el análisis, se identifican diversos puntos comunes como la noción de colectividad, las experiencias personales, la focalización interna y la visibilidad del aparato cinematográfico, entre otras.