“…Es de especial importancia, además, preguntar sobre el estado inmune del paciente, ya sea que presente alguna inmunodeficiencia adquirida o congénita, lo que ayudará en el proceso de determinar la necesidad de tratamientos adicionales (12,13). Al realizar la exploración física, es imprescindible examinar al paciente en búsqueda de datos como: la ubicación de las heridas sobre el paciente, las características (herida punzante o laceración, tamaño o extensión, profundidad), saber si la herida atraviesa varias o todas las capas de la zona afectada, la involucración de articulaciones, presencia de cuerpos extraños, y presencia de zonas fluctuantes que puedan indicar abscesos o infecciones de tejidos blandos; además, siempre es importante analizar la posibilidad de daño a estructuras funcionales como nervios, vasos importantes, o el sistema músculoesquelético, que puedan implicar un manejo más complejo (14,15). Al estar frente a mordeduras de perro en general, pero en especial en extremidades, es beneficioso documentar a profundidad el estado neurovascular distal a la herida, ya que existe la posibilidad de daño en estas estructuras al recibir este mecanismo de trauma (9,10,16).…”