Considerando la pobreza como un fenómeno que limita la capacidad de desarrollo de las personas en todas sus dimensiones, se aborda su estudio multidimensional tomando como referencia la metodología de Alkire y Foster (2011). Su aplicación al ámbito español, usando la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV2008-ECV2015), genera nueva evidencia sobre la medición de la pobreza multidimensional y su sensibilidad a los criterios de identificación, contribuyendo al debate sobre la pertinencia de esta metodología como referencia.
Los resultados permiten concluir el incremento de la pobreza multidimensional en el período estudiado, tanto en incidencia como en intensidad, con independencia del umbral seleccionado. Se observa la existencia de cambios en los perfiles de pobreza. Disminuye el gap por género, aunque la proporción se mantiene más alta en las mujeres. La población de 50-64 años sufre la mayor incidencia en todo el periodo, si bien el mayor incremento (disminución) se da en los jóvenes (mayores). Los hogares con niños presentan una clara dualidad: dos adultos con uno o dos niños muestran los menores niveles de pobreza, mientras el resto sufren los mayores niveles. Las parejas sin niños son las únicas que muestran mejoría. Por regiones, se observan incrementos generalizados, a excepción de Extremadura y Galicia que reducen sus índices de pobreza. Los mayores incrementos se dan en Cantabria, Murcia y Canarias. Las dimensiones educación, económica y trabajo son las que más contribuyen a la pobreza, presentando la primera una clara mejoría en el período y la última un destacado incremento.