La apertura de la primera unidad de cuidados intensivos colombiana en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá, a principios de la década de 1970, fue un gran paso para el avance de la medicina en Colombia, y un escenario que reveló la necesidad de pensar el uso adecuado de la tecnología en el campo médico y en situaciones de cuidado crítico. Luego, la llegada en 1979 de la Fundación Pro-Derecho a Morir Dignamente –inicialmente Fundación Solidaridad Humanitaria-, que introdujo el primer documento de voluntad anticipada en el país, abrió un espacio en la sociedad para reflexionar sobre los límites de la medicina en la atención al final de la vida.
Había una preocupación, como en muchos otros lugares del mundo, por la deshumanización del morir, es decir, porque las personas cada vez más morían en el espacio frío y controlado del hospital, lejos de sus seres queridos, y sometidos a los dictámenes de una medicina altamente tecnologizada pero cada vez menos cercana a los deseos de los pacientes.
Para el sacerdote jesuita Alfonso Llano Escobar, uno de los pioneros de la bioética en Colombia, principal cuestión bioética en Colombia en la década de 1980 era la prolongación de la vida de los pacientes, gracias al poder de la medicina. Citaba el incremento en la cantidad de eventos académicos dedicados a discutir esta cuestión en aquella época. Para Llano Escobar era evidente que el enorme desarrollo de la tecnología médica había convertido en un problema el morir en estos tiempos. La medicalización de la vida y de la muerte avanzaban a pasos agigantados, lo que estaba relacionado con la deshumanización que se experimentaba en las instituciones de salud.
Surgió entonces la pregunta sobre cómo evitar el sufrimiento innecesario que traía la prolongación de la vida en pacientes terminales por el uso sin límites de la tecnología y porque los médicos suelen ser formados para hacer y hacer, pero no para pensar, cuándo detenerse o reorientar sus esfuerzos terapéuticos. Un problema que sigue presentándose aún hoy, a más de 30 años de haberse iniciado estas reflexiones en Colombia