“…Los debates durante estas jornadas, más allá de mostrar la novedad de los casos de estudio y las fuentes de información, revelaron tensiones sobre una cuestión que considero fundamental: la necesidad de definir, o no, la categoría movimiento estudiantil e identificar elementos que nos permitan observar su distinción como instrumento analítico. En la producción reciente se proponen algunos elementos para reconocer su especificidad, lo que permite formular inferencias sobre las posibles coincidencias, como son el lugar de los sujetos (Klemencic, 2022;Aranda, 2000), las escalas (Pis Diez y Seia, 2024; Markarian, 2019), lo organizativo (Bessant et al, 2021), los ciclos de movilización (González y Markarian, 2021;Ordorika, 2022), la dimensión política (Della Porta et al, 2020;Bonavena y Millán, 2018), la dimensión social y cultural (Donoso, 2022(Donoso, , 2023 o su potencial como categoría inconclusa (Dip, 2023).…”