“…De acuerdo con Darley, Aronson y Brown (1978), estas alteraciones corresponden a los signos de una disartria flácida, un tipo de disartria originado por lesión en algún componente de la neurona motora inferior (Duffy, 2005), más específicamente, en los nervios craneales involucrados en el habla o en los nervios espinales relacionados con el soporte respiratorio (LaPointe, Murdoch, & Stierwalt, 2010), bien sea en su origen, recorrido o unión con los músculos (Hegde & Freed, 2011). Entre las dificultades se han reportado alteraciones en la fonación caracterizadas por la presencia de voz débil al final del día (Salazar et al, 2002), cambios en el tono vocal (Liu, Xia, Men, Wu & Huang, 2007;Mao et al, 2001;Montero-Odasso, 2006 ), voz ronca (Liu et al, 2007;Mao et al, 2001;Witoonpanich et al, 2013), fatiga vocal (Liu et al, 2007;Mao et al, 2001), disminución del volumen de la voz, voz aspirada, falta de claridad vocal y afonía (Mao et al, 2001); alteraciones en la resonancia del habla, como voz hipernasal o rinolalia (Bhandari & Adenwalla, 2007;Salazar et al, 2002;Wolsky, 1967) y dificultades en la articulación como habla enredada (Cook, McParland & Escudier, 2008), habla difícil de entender o dificultad para hablar (Witoonpanich et al, 2013), disartria (Salazar et al, 2002;Shaik, Ul-Haq & Emsley, 2014) o disartria que empeora durante el día (Tremolizzo et al, 2015) así como dificultades para la producción de sonidos específicos como /r/ o /l/ (D'Alessandro, 1992).…”