Durante la pandemia de COVID-19 se restringió la interacción física como medida de confinamiento. Estas disposiciones dieron lugar a problemas emocionales como el aislamiento social y el estrés, disminuyendo la comunicación cara a cara y las conversaciones diarias entre las personas. Este trabajo presenta la implementación de un programa basado en Design Thinking y la narración como medio de apoyo socioemocional y prácticas comunicativas y formativas para promover la participación ciudadana. Un total de 63 personas de diferentes nacionalidades y edades participaron a lo largo de seis sesiones en un formato híbrido. Las actividades consistieron en indagar, explorar situaciones cotidianas y analizar problemáticas locales. La metodología de investigación fue cualitativa y etnográfica, y los datos se recolectaron a partir de reflexiones escritas, entrevistas semiestructuradas, observaciones y análisis de productos. La narración sirvió de medio para dar y recibir ayuda, permitir que la voz de las personas sea escuchada y comprenderse mutuamente. Asimismo, fue un medio para comunicar hechos, informar, sensibilizar y aumentar la motivación para la toma de decisiones informadas y la reconfiguración del tejido social en momentos de crisis como la pandemia. La comunidad local desempeñó un papel fundamental como mediadora y generadora de vínculos sociales y afectivos. Esta investigación destaca la importancia de la narración en la educación no formal para el desarrollo de habilidades de aprendizaje permanente, y en donde los ciudadanos encuentran espacios de diálogo constructivo, interacción social, apoyo emocional y construcción de identidades activas para su bienestar y transformación social.