En las investigaciones en curso sobre la inteligencia emocional y la aptitud cognitiva, se ha discernido que estas variables ejercen un impacto predominantemente favorable en los adolescentes. Sin embargo, es imperativo reconocer la existencia de casos selectos en los que los desafíos cognitivos requieren una intervención personalizada y experta para superar los obstáculos encontrados. Uno de los desafíos que enfrenta el sistema educativo se refiere al ámbito de la dinámica interpersonal. Específicamente, los estudiantes que poseen una inteligencia emocional limitada, similar a los cinco casos analizados, experimentan una disminución en el rendimiento académico y una sensación de desapego de sus compañeros de estudio, con quienes interactúan regularmente. En el ámbito de la adolescencia, prevalece una aprensión a establecer conexiones, particularmente con personas del sexo opuesto. Desafortunadamente, esta aprensión dificulta nuestra capacidad de discernir con precisión la conducta emocional de la cohorte bajo investigación. A la luz de la naturaleza imperativa de implementar métricas de evaluación, corresponde al sistema educativo discernir las adversidades que enfrentan los estudiantes y las circunstancias emocionales que atraviesan dentro del contexto de su grupo de edad.