“…La esfera pública se entiende como aquella que acoge fenómenos y problemáticas compartidas y relevantes para la ciudadanía, mientras que los de la esfera privada son particulares y, por tanto, no politizables. El contrato social sobre el que se construye la sociedad (post)industrial asume esta división y sitúa al individuo ciudadano (en masculino) en el centro del nuevo orden político, social y económico, mientras que las mujeres, en una situación de subordinación social, política y económica, son situadas en el espacio privado del hogar con la función principal de cuidar y atender a los miembros de la familia (Daly y Lewis, 2000;Martín Palomo, 2008;Brullet, 2010b;Goodman, 2013;Flaquer, Pfau-Effinger y Artiaga Leiras, 2014;Pérez Orozco, 2014;Comas D'Argemir, 2015;Zambrano Álvarez et al, 2015;Ezquerra, 2016a).…”