“…En la actualidad responde a los procesos de globalización y la imposición de un ideal universal de sociedad (Conrad, 2018). Por consiguiente, señala Mansilla et al (2016), el colonialismo y la monoculturalidad eurocéntrica son dispositivos de poder, que han permitido legitimar la dominación ejercida por la sociedad nacional, construyendo un imaginario social, en las personas no indígenas, caracterizado por: 1) el racismo científico, que impone el conocimiento científico occidental como única vía para comprender la realidad, y posiciona a los pueblos indígenas como inferiores desde un punto de vista biológico (Sánchez-Arteaga, Sepúlveda y El-Hani, 2013); 2) la percepción de que los indígenas son personas limitadas intelectualmente, lo que limita sus posibilidades de éxito escolar (Horst et al, 2010;Whitehead, 2017); 3) la exclusión del patrimonio cultural y la memoria histórica indígena del medio escolar, con el propósito de fortalecer la enseñanza disciplinaria del currículum escolar nacional y la aculturación de los estudiantes indígenas (Muñoz, 2016); 4) la negación de la existencia de una episteme de base en el conocimiento indígena y su valor (Quintriqueo y Torres, 2012); y 5) la transmisión de prejuicios sobre la imagen del 'otro' indígena, su tipo de vestimenta y condición social, asignándole una concepción negativa e incluso criminal, que le margina dentro de la sociedad nacional (Aghasaleh, 2018). Esto, en el marco de un sistema educativo marcado social y políticamente por el neoliberalismo, que ha agudizado la contraposición entre el Estado y el pueblo mapuche, centrada en el uso de los recursos naturales, la relación con el medio ambiente y la producción económica, en perjuicio de las familias y comunidades mapuches (Luna, Bolomey y Caniguán, 2018).…”