Los capítulos 16-17 de la Segunda parte de Don Quijote encierran una sátira política y una sátira ad hominem. El personaje de don Diego forma parte de un amplio grupo de falsos caballeros, de los cuales don Quijote es la piedra de toque desde el capítulo 6. Dentro del itinerario menipeo de don Quijote, la indumentaria que viste el hidalgo de Miranda apunta a un blanco que muchos lectores del Siglo de Oro podían entrever. Además, dentro de un contexto militar que lleva a «proveer las costas de Nápoles y Sicilia y la isla de Malta» ante la amenaza del «Turco [que] bajaba con una poderosa armada» (II, 1), la figura del «caballero del verde gabán» se tornaba bastante controvertida.