Este artículo estudia qué nociones de riesgo ambiental construyen los distintos actores sobre tecnologías emergentes y examina cómo se utilizan dichas nociones en las estrategias de acción en coaliciones que se enfrentan en conflictos ambientales. Para ello, realizamos un estudio comparativo de dos casos: la termo-valorización de residuos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la fractura hidráulica en la provincia de Mendoza. Entre los resultados, hallamos coaliciones promotoras y detractoras de las tecnologías, a la vez que observamos evidencia que permite sostener que las coaliciones están integradas por actores fijos, a la vez que otros oscilan entre unas y otras coaliciones. Asimismo, tanto las coaliciones detractoras de las tecnologías emergentes como las promotoras son coaliciones de tipo Estado-sociedad. Ambas cuentan con una visión mínima del problema diferente: las detractoras perciben un alto riesgo ambiental, potencial dependencia respecto de las tecnologías, vulneración de derechos sociales, y perciben también capacidades institucionales acotadas para atender a estas cuestiones. Las promotoras tienen una baja percepción del riesgo, en función de la posibilidad de atender la cuestión con “buenas prácticas” y “tecnologías limpias”, considerando una alta recompensa en términos económicos y de “modernización y progreso”. En cuanto a las acciones, ambas coaliciones utilizan tanto estrategias formales como informales.