A lo largo de la historia del español, se atestigua una importante variación morfológica, como refleja la presencia de distintos verbos corradicales. Este trabajo se centra, precisamente, en la evolución de estas formaciones. Se muestra que la Edad Media es una etapa con mucha variación en la que una serie de patrones de verbos complejos compiten en la formación de neologismos que indican, en la mayoría de los casos, una misma lectura, la de cambio de estado. Se defiende que solo se mantienen en la lengua aquellas verbalizaciones que pueden expresar significados distintos, es decir, que han adquirido una especialización de significado, ya que, en los casos que comparten significado, se advierte cómo una o más variantes que desaparecen o caen en desuso. Se propone que, en las verbalizaciones deadjetivales, el elemento que se considera fundamental en la conservación de una formación frente a otra es su periodización y la productividad que tenga cada uno de los patrones morfológicos en ese determinado momento y se trazan, en consecuencia, algunas de las tendencias que se generan. Por lo que respecta a las verbalizaciones denominales, se dibujan dos escenarios. El primero de ellos lo forman aquellos verbos en los que se da coincidencia semántica. En estos casos, una de las verbalizaciones cae en desuso o desaparece. Suele coincidir, además, que la variante que se mantiene aporta más significados. El segundo escenario lo conforman aquellos verbos corradicales que mantienen ambas variantes, puesto que son capaces de conservar, en ambos casos, algún significado que los distinga, hecho que hace necesario su presencia en la lengua. Asimismo, se ofrece información relevante sobre qué aporta el prefijo al verbo.