Cada año, más de medio millón de mujeres en el mundo son diagnosticadas con cáncer cervical, usualmente asociado a la infección por virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo. Aunque la mayoría de las infecciones por VPH se resuelven dentro de un término menor de 2 años, algunos tipos virales, en particular el VPH16, pueden persistir por décadas y originar diferentes tipos de cáncer, siendo el cervical el más común. La historia natural de la infección por VPH de alto riesgo y el periodo prolongado en que ocurre su progresión, permite la prevención de la enfermedad. La infección por VPH de alto riesgo que evoluciona a cáncer incluye varios procesos como la integración del genoma viral, la división celular incontrolada, y la participación de cambios celulares y epigenéticos. La prueba de citología convencional que se viene practicando para la tamización hace más de 50 años continúa teniendo vigencia, especialmente en países de ingresos bajos y medios, pero está siendo reemplazada por otros métodos como las pruebas moleculares que detectan directamente la presencia del virus, con mayor efectividad como prueba de tamización. En 2014, el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia desarrolló una guía de práctica clínica para la detección y manejo de lesiones premalignas de cuello uterino, en la cual se recomienda la prueba de ADN-VPH para la tamización inicial en las mujeres mayores de 30 años. Hasta el momento se han encontrado resultados positivos con la implementación de la prueba, no obstante, se requieren estudios adicionales que confirmen estos hallazgos, dada su importancia en el control de la morbilidad y mortalidad asociadas a la infección.