“…Las enfermeras tienen un nivel medio de conocimiento18, 21, y aunque la mitad afirman conocer el protocolo, dato ligeramente superior a otros estudios18, 21, 22, solo lo aplicaron un 34%; la detección de la VG parece basarse más en las propias percepciones que en el uso de los protocolos 19 . Además, aunque consideran que la VG atañe a todos los profesionales y que la víctima pasa desapercibida18, 21, el nivel de detección encontrado ha sido insuficiente23, 24, 25, 26, 27; se ha visto una escasa actitud expectante ante el diagnóstico16, 18 y en el planteamiento del diagnóstico diferencial ante lesiones físicas6, 17, 18, 21. Esta pasividad explicaría por qué, muchas veces, no se identifica el problema a partir de los síntomas inespecíficos o lesiones de la víctima 23 .…”