“…Aunque la mayoría de los autores reconocen hoy la necesidad de dotarse de un sistema de evaluación del desempeño administrativo, el acuerdo desaparece cuando se propone incorporar la evaluación subjetiva del ciudadano como medida del rendimiento organizacional. En efecto, desde los primeros intentos por obtener sistemas de medida para monitorizar la acción administrativa, algunos autores han visto con recelo la utilización de las encuestas como sensores del rendimiento administrativo (Stipack, 1979, Brown y Coulter, 1983Parks, 1984;Hoogland DeHoog et al, 1990;Lyons et al, 1992;Poister y Streib, 1999;Bouckaert y Van de Walle, 2003;Roch y Poister, 2006;Howard, 2010;Micheli y Neely, 2010). Howard (2010: 80) critica la utilización ingenua que se hace de las encuestas al ciudadano canadiense «Citi-zen First» y que no tienen en cuenta la complejidad de las interacciones entre satisfacción y realidad del servicio.…”