“…Diversos estudios han valorado la extensibilidad isquiosural en deportistas, tales como nadadores (Pastor, 2000;Sanz, 2002), corredores de larga distancia (Wang et al, 1993;Trehearn & Buresh, 2009), piragüistas (García-Ibarra et al, 2007;López-Miñarro et al 2008a, 2008b, 2009b, 2010bLópez Miñarro & Alacid, 2010), remeros (Stuchfield & Coleman, 2006), halterófilos (Dillon et al, 2004), gimnastas de rítmica Martínez, 2004), futbolistas (Oberg et al, 1984;McIntyre & Hall, 2005;López-Miñarro et al, 2007a, 2007bCaldwell & Peters, 2009;Henderson et al), jugadores de fútbol australiano (Young et al, 2005), luchadores (Mirzaei et al, 2009), jugadoras de lacrosse (Enemark-Miller et al, 2009), tenistas (Kibler & Chandler, 2003), taekwondistas (Toskovic et al, 2004), y jugadoras de voleibol (Melrose et al, 2007). La mayoría de estos estudios encuentran una extensibilidad reducida, excepto en aquellos deportes donde la misma tiene un papel muy importante en la ejecución de los gestos téc-nicos, como en la gimnasia rítmica y la danza.…”